El poema ha sido inspirado en la lectura del libro "Permanências Outonais", de Vania Clares
Por Marco Arroyo
La vida en la tierra
Se manifiesta en cuatro estaciones.
Cada una de ellas
Se prolonga por tres meses
Que se alternan ofreciendo
Fertilidad, bienestar, dicha y nuevos retos.
Nuestra vida
A ejemplo de las leyes de la naturaleza
También se desarrolla en ciclos.
Son cuatro etapas que se alternan sucesivamente
Y a pesar de no ser igual para todos
Cada estación de la vida dura varios años.
La tierra con su calor es una delicia a ser disfrutada
Como ella en esta estación
Somos jóvenes llenos de energía,
De sueños y pasiones
Que le dan calor al deseo de vivir.
En otoño las hojas de los árboles se caen
Anunciando el rudo invierno que vendrá
En nuestro ciclo adulto
Recordamos la felicidad y los amores de otrora
Y nos abastecemos de leña y vino
Para resistir el frio y la soledad en la estación que llega.
El invierno es lluvioso y frio
Puede ser sinónimo de tragedia y desastre.
Nuestros cuerpos comienzan a debilitarse.
Aparecen las canas acompañadas de soledad
El dolor en los huesos y la necesidad de abrigo
Recordamos l verano y el otoño con nostalgia.
Después del frio y lluvia en la tierra germinan,
las hojas de los árboles y las flores embellecen el campo.
Algunos abuelos envejecidos en barricas de roble
Se marchan en busca del eterno verano dejando recuerdos
Y los sobrevivientes con su andar manso
Apacientan la belleza del jardín esperando el eterno verano.
Cada momento de la vida
Ha de ser vivido intensamente.
Todo pasa y nada permanece
Apenas la memoria de los placenteros momentos
Vividos intensamente al calor del Sol y del amor
Nos acompañarán para siempre.
Queridos amigos Marta e Marco, muito honrada com essa homenagem. Aí vem a certeza de que não lançamos as nossas sementes em vão!
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ResponderExcluirAgradecido por tão grande honra. Ler a obra de Vania Clares: "Permanências Outonais" foi para mim uma lição de vida. Acredito haver em todos a capacidade, por vezes machucada e/ou enceguecida, de reagir ao contar os metros de altura antes de pular e descobrir que não vale apena espalhar nosso sangue em meio à chuva e sarjetas. Sempre há um outro alguém a nos esperar e a nos amar, para quem faremos muita falta na eterna ausência. Sempre haverá um novo sol a nos aquecer e revigorar no colo e no cafune dos sonhos a realizar. Super recomendo.
ResponderExcluirEu que lhe agradeço, Vania Clares, pelo seu magnífico livro, que se transformou, na sensível leitura de Marco Arroyo, em um belo poema.
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